16/9/19

¿Por qué no hay aún una vacuna para el VIH?

¿Por qué no hay aún una vacuna para el VIH?

¿Por qué no hay aún una vacuna para el VIH?

Los expertos están de acuerdo en que una vacuna es la única manera de detener una pandemia mundial que mata a más de 700.000 personas cada año

elpais.com

A pesar de los enormes avances en el tratamiento y la prevención del VIH/SIDA en las últimas décadas, sigue siendo difícil conseguir una vacuna eficaz, y se necesita urgentemente para acabar con esta pandemia mundial que mata a más de 700.000 personas cada año.

El sida está causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y es una de las tres grandes enfermedades que afectan a la gente en países en desarrollo, junto con la tuberculosis y la malaria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 37,9 millones de personas en todo el mundo viven con la enfermedad, y de ellas, 23,3 millones tienen acceso a terapias antirretrovirales (TAR), el mejor tratamiento actualmente disponible. Esto representa un incremento de 2,3 millones de personas que reciben TAR desde 2016, según la actualización mundial de 2018 de ONUSIDA. Pero avisa de que “el aumento del acceso al tratamiento no debería darse por sentado”.

El problema es que aparecen nuevos contagios todo el tiempo: al menos 1,7 millones más cada año, de los que 160.000 son en niños menores de 15 años. Glenda Gray, presidenta del Consejo de Investigación Médica Sudafricano (SAMRC por sus siglas en inglés), explica a SciDev.Net: “La única manera de controlar o eliminar una enfermedad es con una vacuna. Una vacuna será más barata que cualquier otra intervención, y necesitamos una porque seguimos sin estar más cercar de controlar el VIH. No estamos alcanzando todos los objetivos ni a escala mundial ni local”.

Larry Corey, el investigador principal de la Red de Pruebas de Vacunas contra el VIH (HVTN por sus siglas en inglés), destaca la magnitud de la epidemia mundial. “El VIH sigue siendo la pandemia de nuestra época; 5.000 personas se contagian cada día”, señala.

Los investigadores como Corey trabajan en el desarrollo de una vacuna contra el VIH desde la década de 1980, y aunque se han realizado avances significativos, todavía no hay una protección que funcione y que pueda distribuirse en todo el mundo.


¿Por qué es tan difícil encontrar una vacuna?

La mayoría de las vacunas eficaces utilizan anticuerpos para neutralizar las infecciones víricas. Pero los científicos han visto que esto no funciona con el VIH porque el virus se reproduce y muta demasiado rápido para que los anticuerpos sean eficaces. Las investigaciones también han demostrado que existen diferentes subtipos de VIH extendidos por todo el mundo: aunque el subtipo B es común en Norteamérica y Europa, el subtipo C predomina en el sur y en el este de África.

Además, el virus ha evolucionado y es capaz de ocultarse dentro de células que aparentemente no están infectadas eliminando las respuestas inmunológicas en una etapa inicial de la enfermedad. Gray añade que, además, su diversidad genética es mayor que la de cualquier otro patógeno conocido hasta la fecha.

“El VIH ha sido un virus muy difícil”, asegura Corey, un experto en virología. “Se esconde mejor que ningún otro virus que hayamos visto nunca. Es muy inteligente y utiliza distintos mecanismos para burlar al sistema inmunológico y no desaparecer. Es más eficaz que cualquier otro virus”.

Aunque se han utilizado modelos animales de manera generalizada para investigar la eficacia de las vacunas, estos modelos normalmente son caros y no garantizan que los fármacos funcionen con los seres humanos. El virus del VIH, debido a su diversidad genética, puede provocar infecciones persistentes contra las que nuestro sistema inmunológico no es capaz de luchar, por lo que una vacuna tiene que hacerlo mucho mejor que nuestros cuerpos.

La investigación se ha centrado en entender qué tipo de respuestas inmunitarias tienen que producirse para ganar la batalla contra la enfermedad. La idea es trabajar con anticuerpos que sean capaces de identificar y atacar al virus antes de que infecte de manera generalizada al cuerpo. En otras palabras, se trata de identificar cuáles son los puntos débiles del virus a los que una vacuna pueda atacar para ser eficaz.

No hay modelos humanos que muestren que existe una cura para el VIH, y eso es un obstáculo más. “Una de las razones por las que no hemos conseguido una vacuna es que ningún ser humano se ha curado nunca del VIH”, explica Corey. “Cero entre 72 millones. En cada enfermedad contagiosa hay al menos alguna persona que se cura sola, pero no es el caso con el VIH”.


Los ensayos y sus promesas
Los grandes ensayos clínicos para probar la eficacia de las vacunas contra el VIH empezaron a dar resultados en 2003, y aunque todavía no haya una vacuna lista, se han logrado avances importantes.

Se han probado más de 100 vacunas en seres humanos, y el mayor logro hasta el momento es la prueba RV144, también conocida como el “estudio tailandés”. La investigación mostró los primeros resultados prometedores de una vacuna experimental, pero su éxito fue parcial: los participantes tenían un 60% menos de posibilidades de contagiarse en los primeros meses después de ser vacunados, pero este porcentaje descendía al 50% después de tres años y medio.

Linda-Gail Bekker, la expresidenta de la Sociedad Internacional del Sida, declaraba a SciDev.Net: “Lo importante es que sabemos que se puede lograr [una vacuna]... La vacuna tailandesa nos ha enseñado eso. Ahora también hemos descubierto maneras de conseguir y crear anticuerpos que pueden unirse al virus y neutralizarlo de una manera muy eficaz”.

Se está probando una versión modificada de la vacuna tailandesa en un estudio de fase 3 a gran escala en el sur de África, y se espera que reduzca el riesgo de contagio al menos un 50% y aumente su periodo de protección. Los resultados se publicarán hacia 2021.

Otro reciente y prometedor avance se anunció en julio durante la 10ª Conferencia Internacional sobre el Sida en Ciudad de México: la vacuna Mosaico, llamada así porque está formada por diferentes cepas del virus. La vacuna ha demostrado que es eficaz en pruebas con mujeres en África, y se estudiará más adelante en hombres que hayan practicado sexo con hombres (HSH) y en poblaciones transexuales en Estados Unidos, Argentina, Brasil, Italia, México, Perú, Polonia y España.

Mosaico es la mejor vacuna que hemos visto para proteger animales. Ahora tenemos que ver si funciona en seres humanos”, señala Corey.

Bekker, subdirectora del Centro para el VIH Desmond Tutu, cree que esta vacuna debería tener un efecto mundial si funciona. Aunque los investigadores de la Mosaico se muestran moderadamente optimistas en cuanto a esta nueva vacuna “mundial”, otros han dicho que las expectativas deberían rebajarse porque el virus ha demostrado que es muy dinámico y capaz de cambiar rápidamente, evitando todas las respuestas inmunológicas.

Corey cree que en caso de que Mosaico no funcione, una alternativa podría ser el uso de anticuerpos monoclonales idénticos para ver si funciona mejor que la estrategia seguida con esta vacuna. “Vamos a analizar los datos para ver si es uno u otro, o si podría ser un poco de ambos. Por tanto, tenemos un enfoque alternativo”, añade.

Un reciente editorial en Nature concluye: “Al final, solo los estudios sobre la eficacia determinarán si alguno de estos prometedores conceptos es capaz de reducir los índices de contagio o los niveles de contagio preexistentes. Pero el desarrollo de estudios clínicos en fase inicial y el ritmo acelerado de aplicación en los centros de tratamiento son novedades muy prometedoras para este campo”.


El futuro del VIH

Sigue siendo fundamental encontrar al menos una vacuna parcialmente eficaz para la respuesta frente al VIH. Según Avert, una organización benéfica para la salud sexual mundial, la mejor manera de reducir los nuevos contagios sería mediante una combinación de profilaxis pre-exposición oral (PrEP por sus siglas en inglés), un tratamiento antirretroviral universal para las personas que ya viven con el VIH y una vacuna. “La perspectiva de una vacuna para el VIH es más realista que hace una década, y los pronósticos más optimistas vaticinan que la vacuna podría estar disponible hacia 2030”, afirma la organización en su sitio web.

Aunque, históricamente, la investigación sobre el VIH ha recibido más financiación que cualquier otra enfermedad contagiosa, diferentes expertos han advertido de que la inversión continua se está viendo amenazada. “Casi todas las innovaciones relacionadas con las vacunas se producen en el sector público; las empresas farmacéuticas y biotecnológicas se mantienen al margen”, asegura Gray.

“Es un negocio muy arriesgado y, por tanto, las empresas han renunciado a él”, añade Corey. Una de las excepciones ha sido el estudio Mosaico, una colaboración público-privada financiada principalmente por Janssen Vaccines & Prevention, con fondos del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Contagiosas de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos y apoyado por el HVTN, con sede en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, que facilita su aplicación.

Según los cálculos de Corey, la inversión en investigación para una vacuna en Estados Unidos, el mayor inversor, recibe anualmente 700 millones de dólares del Gobierno y 250 millones de la Fundación Bill y Melinda Gates. “El Gobierno estadounidense y la filantropía son los que más nos han ayudado para llegar a un punto en el que al menos existe cierto optimismo para que se pueda desarrollar una vacuna contra el VIH”, señala.

Según ONUSIDA, se necesita urgentemente aumentar la investigación para encontrar una vacuna para el VIH. “Durante la última década, las inversiones se han mantenido constantes, aproximadamente 900 millones de dólares al año, que es menos del 5% de los recursos totales necesarios para hacer frente al sida”, afirmaba en una declaración en 2018.

“La vacuna para el VIH podría convertirse en realidad si se aumentasen las inversiones en la investigación, diversificando la financiación y captando a los mejores científicos de todo el mundo”.

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