“Envejecimiento” del VIH afecta a mujeres de 50 años o más
Cambios biológicos y desconocimiento de ITS, las causas
Los cambios biológicos y el desconocimiento sobre las infecciones de transmisión sexual (ITS) pueden poner en riesgo frente al VIH a las mujeres sexualmente activas de 50 o más años de edad, por lo que los países deben atender este fenómeno.
Un documento del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) que aborda el tema de envejecimiento y VIH, señala que hay indicios de que las personas de 50 años o más pueden tener menos conocimientos sobre el VIH que las personas más jóvenes, lo que implica que están en riesgo de contraer la infección.
Por ejemplo, encuestas realizadas por el organismo internacional en nueve centros de África occidental, oriental y meridional, indican que el conocimiento sobre el tema es especialmente bajo en las mujeres de 50 o más años.
Otro factor son los cambios biológicos en las mujeres porque después de la menopausia la pared vaginal se vuelve más delgada, lo que incrementa las posibilidades de sufrir lesiones y desgarros, y con ello el riesgo de transmisión del VIH durante las relaciones sexuales.
Es por ello que ONUSIDA alerta que una tendencia que está cobrando cada vez más importancia en esta epidemia mundial es el aumento en el número de personas en edad adulta que viven con el virus, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos.
Explica además que en el mundo hay muy pocas estrategias que atiendan esta dimensión antes oculta, pese a que se estima que en el mundo 3.6 millones de personas de 50 años o más viven con el VIH, lo que representa el 10 por ciento de las personas con la infección.
Este “envejecimiento” de la epidemia se debe principalmente al éxito del tratamiento antirretroviral que prolonga la vida de quienes viven con VIH, y a la disminución de la incidencia del virus entre las personas más jóvenes, con lo que la carga de morbilidad se desplaza a edades más avanzadas.
Por último, otro factor de este fenómeno es que las personas de 50 o más años practican muchas de las conductas de riesgo que también se observan en personas más jóvenes, un hecho que a menudo no se evalúa debidamente y que por tanto se pasa por alto.
El “envejecimiento” de la infección implica que entre personas seropositivas de edad avanzada también hay riesgo de padecer enfermedades no asociadas al Sida, como las cardiovasculares o insuficiencia renal y hepática.
Esos padecimientos también pueden promover la progresión de VIH y una mayor probabilidad de padecer enfermedades infecciosas como la tuberculosis, lo que pone de manifiesto la necesidad de una mayor integración del tratamiento antirretroviral con otras enfermedades crónicas.
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