16/4/17

Por qué realizarse el examen del VIH y qué pasos seguir cuando el resultado es positivo

Por qué realizarse el examen del VIH y qué pasos seguir cuando el resultado es positivo

biobiochile.cl

Pese a que el Ministerio de Salud ha llevado a cabo algunas campañas de prevención del VIH, en conjunto con organizaciones no gubernamentales que buscan crear conciencia sobre este virus y la enfermedad del SIDA, no muy a menudo vemos tales contenidos en medios de comunicación masivos, de una manera amplia y que abarque todas las etapas por las que podría pasar una persona desde el momento que decide hacerse el examen.

Y es que al parecer, hablar sobre el VIH continúa siendo un tabú en muchos contextos, aún cuando las estadísticas son preocupantes. Recién el año pasado la Universidad de Chile, a través de su Centro de VIH, informó que los contagios por este virus aumentaron 68,7% en los últimos 10 años en Chile, afectando principalmente a jóvenes entre 15 y 24 años.

Esto indica que en la actualidad existen más de 30.000 casos confirmados de VIH, y se estima que entre 20.000 y 25.000 personas podrían estar infectadas, sin saberlo.

Es por eso que el realizarse la prueba se vuelve tan relevante a la hora de enfrentar este virus, más allá de la vergüenza o el temor que te puede invadir si crees que tuviste alguna experiencia de riesgo.

En este contexto, aunque parezca extraño, aún existen personas que no saben con exactitud de qué se trata este virus, cómo se ataca en el caso de que resultes positivo y, lo más importante desde ese momento, cómo te protege la ley en el sistema de salud, para continuar con tu vida de la mejor manera posible.


¿Qué es el VIH / SIDA?

El Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) ataca el sistema inmunitario a través de la destrucción de los glóbulos blancos, los mismos que nos protegen de las infecciones. De acuerdo al Minsal, éste se propaga por contacto con sangre, semen, líquido preseminal, secreciones vaginales y rectales o la leche materna de una persona que tiene el virus.

Actividades cotidianas como saludar, abrazar, besar, llorar (lágrimas) compartir baño, perillas de puerta, compartir loza, contacto con animales o picaduras de insecto, no transmiten el virus, debido a que éste puede vivir mucho tiempo fuera del cuerpo humano.

Otro punto importante es distinguir entre VIH y SIDA. Este último, es la etapa final de la infección, cuando el sistema inmunitario de la persona está gravemente deteriorado y aparecen las denominadas enfermedades oportunistas. Por lo mismo, no todos los pacientes seropositivos desarrollan SIDA.


La importancia del examen y cómo proceder


Así como realizarse chequeos médicos periódicos, tomarse una muestra para el VIH debiese ser una práctica regular en aquellas personas que mantienen un comportamiento sexual de riesgo o que por alguna u otra razón han sufrido algún accidente que los haya dejado expuestos a este virus u otra ETS (Enfermedad de Transmisión Sexual).

Si tienes dudas, debes realizarse el Test de Elisa, un examen de sangre específico que detecta los anticuerpos que genera el organismo frente al virus. Esta prueba se puede realizar en hospitales, clínicas, consultorios o laboratorios privados. En los recintos públicos no tiene ningún costo, y en los privados su valor no debería superar los 5 mil pesos.

Cabe señalar que de acuerdo al Minsal, internacionalmente se ha establecido “un periodo de 3 meses después de adquirido el virus como el tiempo en que la mayoría de las personas desarrollan anticuerpos antiVIH detectables por el examen”. Al tiempo que transcurre desde que una persona adquiere el VIH, hasta que el organismo crea los anticuerpos suficientes para ser detectados, se le denomina “periodo de ventana”.

También debes saber que este examen es completamente voluntario, pues de acuerdo a la Ley 19.770, nadie puede ser obligado a practicárselo contra su voluntad. Además, es confidencial y debe quedar una constancia escrita de tu consentimiento o de tu representante legal, si procede.

Una vez que llegas al centro de salud en cuestión y antes de realizarte la prueba, la ley exige que recibas consejería sobre tu derecho a no practicarte el examen, qué es el VIH, cómo funciona en el organismo, lo que implica ser portador, formas de contagio y cómo prevenir. Esta orientación también es confidencial y es otorgada por personal de salud capacitado.

Una vez que te entreguen los resultados, independiente si resulta positivo o negativo, también debes recibir orientación, algo que no siempre se cumple pero que sí puedes exigir. La idea es que esto te permita tomar decisiones informadas respecto de tus comportamientos futuros, tanto para permanecer sin infección como para integrarse y mantenerse en los sistemas de control y tratamiento si resultaste positivo.

Cabe señalar que este examen es bastante confiable, pues se realiza varias veces con el objetivo de confirmar el resultado. De hecho, todas las pruebas que arrojen positivo, deben ser sometidas a un nuevo examen en el laboratorio y en duplicado.

Y eso no es todo, pues en caso de resultar positivo en al menos dos de los tres exámenes aplicados, el laboratorio en cuestión tiene la obligación de requerir un examen suplementario al Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) para confirmar los resultados. Si la entidad confirma el resultado positivo de la muestra enviada, el laboratorio deberá aplicar una segunda muestra de sangre al paciente para certificar su identidad, y sólo después de esta confirmación se entregan los resultados al interesado.

El resultado lo debe entregar algún miembro del personal médico, en forma reservada, por escrito y de palabra. Si el afectado está incapacitado para recibir la información, puede ser entregada a su representante legal, apoderado o familiar que lo acompañe.


Si el resultado es positivo….¿Qué sigue?

Dentro de la orientación que debes recibir al momento de la entrega del resultado, deben explicarte en qué consiste el tratamiento y cómo proceder para acceder a la terapia, independiente de tu previsión de saludad.

Una vez que la persona es diagnosticada con el virus, se le somete a un tratamiento de fármacos antirretrovirales (TAR), y que consiste en la ingesta de varios medicamentos combinados. Además, se utilizan diferentes antirretrovirales de acuerdo a las etapas del ciclo vital del virus.

Si bien el TAR no cura la infección, sí evita la multiplicación del virus y reduce la concentración del mismo en el organismo. En esta línea, a menor concentración del VIH en nuestro cuerpo, el sistema inmune se encuentra más estable y evita que la infección evolucione a SIDA.

La terapia también ayuda a las personas seropositivas a tener una mejor calidad de vida e, incluso, reduce el riesgo de transmisión del VIH, pues al disminuir la concentración del virus en la sangre, el paciente podría convertirse en un seropositivo con carga viral indetectable.


¿Cómo enfrento el tratamiento?

Lo primero que debes saber es que la cobertura de esta enfermedad, por parte del sistema de salud, está garantizada por ley, independiente si estás afiliado a una Isapre o Fonasa.

El tratamiento del VIH forma parte de las Garantías Explícitas en Salud (AUGE o GES). Y en este sentido, tendrás tiempos máximos de espera para recibir las prestaciones correspondientes.

De acuerdo al Fondo Nacional de Salud y a la Superintendencia de Salud, en el caso de pertenecer a Fonasa, una vez que tienes la notificación en mano, ingresarás al sistema AUGE a través del hospital o consultorio donde fuiste atendido.

Si perteneces a una Isapre, el médico tratante deberá rellenar el Formulario de Constancia de Información al Paciente GES, el mismo que deberás presentar en tu Isapre para que luego te inscriban en la red Ges.

También debes saber que tienes todo el derecho a aceptar o rechazar el establecimiento de la red de prestadores que te asigne tu sistema de salud. Eso sí, si estás en Isapre pierdes los beneficios y pasará a funcionar la cobertura del plan de salud con el que cuentas. En Fonasa, tendrás que cancelar el monto que no cubra tu tramo.

En términos de costos, si eres parte de Fonasa, pagas cero por atención, medicamentos y exámenes. Si eres Isapre, ésta cubre el 80% del valor del tratamiento y exámenes específicos, el 20% restante es el copago que debes cancelar.

Eso sí, independiente de tu previsión, los medicamentos y exámenes a cubrir son los mismos en ambos sistemas, pues están dirigidos por el Ministerio de Salud.


¿La cobertura incluye enfermedades oportunistas?


Las enfermedades oportunistas son aquellas que se origina por el VIH y aparecen cuando tu sistema inmune está debilitado, pero a diferencia de lo anterior, su cobertura variará según tu afiliación.

Si eres paciente GES vía Isapre, debes consultar bien el tipo de enfermedad y etapa, pues no cubren todo tipo de enfermedades aún cuando se compruebe que fue ocasionada por el VIH. En ese caso, su cobertura durante el tratamiento dependerá estrictamente del plan de salud que tengas contratado.

En el caso de Fonasa, sí cubre cualquier enfermedad oportunista que surja durante el tratamiento, siempre y cuando se confirme que se provocó por el VIH.


¿En qué otros aspectos me protege la ley?

La misma Ley 19. 779, además de resguardar los derechos de las personas, respecto a la prevención, diagnóstico, control y tratamiento del VIH/SIDA, también exige “el libre e igualitario ejercicio de los derechos de las personas que viven con VIH, impidiendo las discriminaciones para su acceso a educación, trabajo y salud”.

En este sentido, si estás postulando a un trabajo debes saber que no pueden exigirte un examen de VIH. Tampoco pueden despedirte ni condicionar tu permanencia, renovación o promoción a los resultados del examen.

En la misma línea de lo anterior, tampoco pueden impedir tu ingreso a un colegio o institución de educación superior por tener VIH.

En salud ocurre lo mismo, jamás pueden negar atención médica, sea en un establecimiento de salud público o privado.

Para estos tres casos anteriores, la ley establece una multa de 10 a 50 unidades tributarias mensuales (UTM), además de exigir una respuesta por el daño causado a través de una denuncia que debe realizarse en el juzgado de policía local correspondiente o en algún juzgado del trabajo, según el caso.

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